En temas de disponibilidad energética e hídrica, es necesario trabajar de manera colaborativa y multidisciplinaria en la construcción de una cadena productiva flexible, capaz de crear un efecto amortiguador de los desafíos venideros, y de adaptarse a las necesidades de la sociedad actual, demandante de tecnología y, en consecuencia, de metales.

Es innegable que la eficiencia energética se encuentra entre los principales focos de atención que la industria minera busca abordar y potenciar, en conjunto con la permanente necesidad de aumentar la productividad de sus operaciones. Bajo ese concepto surgen preguntas cómo, ¿qué entendemos por eficiencia energética?, ¿estamos haciendo lo suficiente para avanzar hacia una minería energéticamente más eficiente? y, ¿es la utilización de energías renovables/limpias una forma de lograr la eficiencia? Estas interrogantes buscan cuestionar nuestro quehacer actual en torno a la producción de metales y replantear lo planificado para un futuro no tan lejano, apelando a nuestra intrínseca capacidad de adaptarnos a escenarios complejos y desafiantes.

La creciente demanda de metales a nivel mundial, el fuerte impacto que ha generado la constante disminución de las leyes en los yacimientos, y la escasez del recurso hídrico en zonas mineras ha llevado a las productoras de metales a diversificar sus procesos en busca de rutas energéticamente más eficientes, sin afectar de manera significativa la calidad en sus productos. Para alcanzar este objetivo es inevitable acudir a los avances tecnológicos e investigaciones desarrollados a nivel nacional y mundial. Dichos avances facilitan esta labor, con la esperanza de lograr cada día una producción más responsable en el uso de recursos, como el agua y la energía.

El uso de agua de mar en el procesamiento de minerales y el creciente uso de energías renovables, ¿corresponden a una práctica que nos hace energéticamente más eficientes? Sin lugar a duda la incorporación de estas alternativas a los procesos actuales ha significado un gran avance para la producción de metales y para el cuidado del medioambiente. Sin embargo, utilizar energía renovable no necesariamente genera mayor eficiencia. Independientemente de la fuente de energía o de agua que se utilice, ser eficientes en el proceso minero conlleva la decisión y responsabilidad de únicamente utilizar lo necesario para convertir la materia prima en un producto comercializable, que cumpla con los estándares de calidad del mercado y cuya intervención dentro del contexto mas amplio en el que se desarrolla sea mínima.

En este escenario se torna relevante el monitoreo preciso de los procesos involucrados y el correcto control de las variables críticas que caracterizan su desempeño. En conjunto, es importante contar con un proceso flexible y de buen tiempo de respuesta ante inminentes fluctuaciones provenientes de la variabilidad mineral dentro de un yacimiento, considerando la gran diversidad de las propiedades físicas y químicas que caracterizan su comportamiento al ser procesados. Es aquí donde cobran relevancia temas como la transformación digital y modelamiento predictivo, que buscan implementar el desarrollo tecnológico orientado a mantener un adecuado control y monitoreo del proceso en general, y en particular, de aquellas operaciones altamente intensivas en consumo de energía, como lo es la molienda.

SMI-ICE-Chile en conjunto con investigadores del Sustainable Minerals Institute de The University of Queensland en Australia, y en colaboración con otros centros de investigación nacionales, como el AMTC (Advanced Mining Technology Center) de la Universidad de Chile, han llevado a cabo proyectos de investigación en distintas plantas concentradoras de minerales en Chile. Nuestro trabajo contempla visitas para inspeccionar las instalaciones, entrevistas con personal en salas de operación y control, y reuniones con los jefes de las áreas involucradas, como una forma de potenciar el acercamiento directo con el proceso y sus trabajadores.


Visita a planta de pellets de Huasco, agosto 2019, Proyecto de Eficiencia Energética para CAP Minería

Buscamos fuentes de ineficiencias y estar alineados con los objetivos definidos por la empresa, y así generar recomendaciones y alternativas que puedan ser aplicadas e implementadas en la operación, sin afectar la calidad en sus productos. El trabajo se complementa con análisis estadístico de las variables operacionales para determinar la real variabilidad o estabilidad operacional de la planta. Igualmente con simulaciones en software especializados se buscan escenarios que hagan de la operación un proceso más eficiente. Además, con una revisión de antecedentes y literatura relacionada al proceso respectivo se logra establecer los cimientos que sustentan las sugerencias realizadas.

Este tipo de trabajos requiere un entendimiento holístico de los procesos y del estado actual de cada planta, pues nuestros proyectos entrelazan fuertemente la evaluación del desempeño operacional con la identificación de oportunidades que permitan hacerlos más eficientes. Asimismo, lo vinculan con la eficacia y precisión que, tanto la instrumentación como los sistemas de control implementados poseen para capturar, procesar e interpretar la información crítica que caracteriza el desempeño y la estabilidad de la cadena productiva.

Consideramos que para avanzar juntos en esta dirección es necesario ampliar nuestra visión y mantener una postura menos conservadora, que dé espacio a innovadores puntos de vista y a alternativas capaces de romper los paradigmas que han sido fuertemente establecidos de manera transversal en la cultura minera tradicional.


Izquierda a derecha: José Ojeda (SMI-ICE); Luis Diaz (CAP); Gustavo Ceballos (AMTC); Norelys Aguila (AMTC); Romke Kuyvenhoven (SMI-ICE); Solange Vera (SMI-ICE); Marcin Ziemski (SMI-JMRC); Rodrigo Martinez (CAP)

Así como existe el advenimiento de nuevas problemáticas para la minería, y aun cuando sea posible dar solución a los desafíos inminentes, en temas de disponibilidad energética e hídrica, es necesario trabajar de manera colaborativa y multidisciplinaria en la construcción de una cadena productiva flexible, capaz de crear un efecto amortiguador de los desafíos venideros, y de adaptarse a las necesidades de la sociedad actual, demandante de tecnología y, en consecuencia, de metales.